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Tomás y el viaje al homenaje a Manu Ginóbili

Tomás se hizo el mejor regalo de cumpleaños de su vida, se auto-regaló un viaje a Texas para vivir el homenaje a Manu Ginóbili. Revivimos la experiencia y su paso por la ciudad de los Spurs en Estados Unidos.

El básquet argentino está viviendo hace ya dos décadas un pasar soñado. Hoy nos toca disfrutar del arribo de Facu Campazzo y de Gabriel “Tortu” Deck a la NBA, a la espera de ver que pasa con Luca Vildoza y su posible arribo a la máxima competencia del básquet internacional.

Para los argentinos que amamos este deporte, es siempre una experiencia única en la vida poder vivir un partido de la NBA, y más si juega un argentino. Por eso, no está de más rememorar la experiencia de este pibe que cumplió su sueño de estar en el retiro de la camiseta número 20 de Emanuel David Ginóbili.

Manu Ginóbili y el retiro de la camiseta n° 20

En cada película, en cada evento, en cada acto, en cada estrofa del himno: Estados Unidos hace un culto al honor, a la valentía, al coraje, a ganarse el respeto del prójimo y de la nación.

Y eso fue lo que hizo un argentino en esos pagos. Emanuel “Manu” Ginóbili, cuatro veces campeón de la NBA, obtuvo uno de los mayores honores que puede recibir un basquetbolista en tierras norteamericanas: San Antonio Spurs, la franquicia donde jugó 16 temporadas, retiró el número de su camiseta -el 20- y nadie más podrá usarlo.

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Manu en su homenaje. Foto: NBA

En un evento con emoción, lágrimas y mucho argentino suelto, Manu terminó de ganarse el respeto de todos los estadounidenses. Y también, en su medida, lo consiguió Tomás Guerrero.

La pasión por el básquet

Tomás nació en 1996 en el seno de una familia predominantemente futbolera. Hijo de madre docente y padre periodista, los primeros pasos deportivos fueron atrás de la número cinco y sólo con los pies.

A los 10 años, sin embargo, otra pelota se cruzó en su camino: abrazó la naranja y se enteró de que las bochas también se podían tocar con las manos.

Fue en pleno boom de la Generación Dorada. Había visto, todavía sin tanta conciencia, la histórica palomita de Ginóbili a Serbia y Montenegro y festejó con sus compañeros de Primaria el oro en Atenas 2004.

Con ese empuje y la continuidad en el deporte, se volvió un adicto de la NBA, a pura trasnoche de volcadas y triples. Cada medianoche con Manu se convirtió en una velada especial y la idolatría creció hasta superar los 3.05 metros del aro.

“El San Antonio Spurs de 2014 fue el mejor equipo que vi en mi vida. Para mí es la mejor expresión de lo que es el básquet”, nos cuenta.

Cumplió su sueño de ver NBA por primera vez en 2014, ya en pleno enamoramiento con la disciplina.

Viaje a Estados Unidos para el homenaje a Manu

Fue en 2019 cuando a Tomás le llegó su momento soñado: un viaje planeado a Nueva York y al Sur de Estados Unidos coincidió con el homenaje de Manu Ginóbili. Solo había que extender la estadía un poco más. Y un detalle no menor: ya sin su familia, pasar en soledad su cumpleaños en Texas.

El 27 de marzo era el aniversario de Tomás. El 28, la cita en el AT&T Center, el estadio de los Spurs. No lo dudó: era el regalo perfecto.

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Tomás en el homenaje a Manu

Llegó a San Antonio el 26 por la noche, con 23 años a punto de terminarse y estando por primera vez solo en un viaje.

Se fue a dormir temprano, cansado de tanto traslado, y se despertó ya con 24 marzos cumplidos. Explotaba el WhatsApp con saludos: algunos, los que quizá no entendían tanto, diciéndole que era una lástima que estuviera solo en una fecha tan especial; otros, los que sabían de su pasión, felicitándolo y envidiándolo sanamente por estar festejando en el lugar más propicio para hacerlo. Todos, comentándole algo sobre Manu y su homenaje.

Ya ese mismo día, 24 horas antes del partido, Tomás empezó a caer en la realidad: se venía algo grande.

Una recorrida por San Antonio, con el clásico paseo por “River Walk”, sirvió para matizar la espera…

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El River Walk de San Antonio Texas – Foto: Pixabay libre uso.

El 28 de marzo, la fecha señalada, se desayunó con que él también era protagonista de la historia. Parado y con un plato de bacon y huevos para acoplarse al desayuno yankee, una periodista lo encaró por ser argentino y lo puso en vivo en una transmisión de radio, sin siquiera dejarlo sentar.

La ansiedad iba in crescendo y no lo dejó esperar: salió para el partido tres horas antes de lo que le correspondía. No era el único: a medida que el micro se iba acercando al AT&T Center, cada vez más argentinos se subían con el mismo destino.

Ya en el estadio, se pegó a un marplatense que también estaba solo: “Dejé a mi mujer y mi hija allá pero entienden lo que siento por Manu”, le contó.

El ambiente era absolutamente distinto al de cualquier otro partido de NBA al que Tomás hubiese ido.

Una pareja de ancianos lo reconoció como argentino y le contaron que era la primera vez que iban a ver a los Spurs, todo por Ginóbili. Hasta un asiático, que ni siquiera hablaba inglés, se le cruzó en el camino con una remera con un estampado increíble: él mismo con Manu en una vieja foto que logró tomarse en una gira. Tomás, habitualmente tímido, le pidió una selfie para guardar para siempre el recuerdo.

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La selfie para el recuerdo con otro fanático de Manu

Hubieron tres momentos claves que marcaron la noche del pibe que festejaba sus 24 en pleno Texas.

Cuando se apagaron las luces por primera vez, con el rugido de la gente, se le cruzó un solo pensamiento por la cabeza: “Mirá dónde estoy…” y las primeras lágrimas empezaron a caer.

Después, durante la ceremonia, cantó el himno argentino a viva voz, con los estadounidenses mirándolo hipnotizados, dejando el alma en cada estrofa y con un nudo en la garganta.

Y para terminar, cuando el estadio se empezó a vaciar… Tomás se quedó un rato largo en su lugar en la tribuna. Seguía mirando todo, sin poder creer lo que acababa de pasar. Cayó, de una vez por todas, en que había estado en un momento histórico para el deporte argentino en general y para su básquet en particular.

Emocionado, sollozando y con la cara tapada con las manos para no mostrar unas lágrimas de las que igualmente no se avergonzaba, llegó el cierre de la noche: un estadounidense se acercó, le palmeó la espalda, lo ayudó a reincorporarse y sólo atinó a decirle una palabra que resumió toda la excursión a Texas: “Respect”.

San Antonio: un viaje al Lejano Oeste

Además de su experiencia en el homenaje a Manu Ginóbili, Tomás también nos dejó algunas recomendaciones de San Antonio, una ciudad texana con muchísima identidad propia.

El paseo obligado es por el “River Walk”, un sendero a lo largo de toda la urbe que ladea al río homónimo. A lo largo del tour (gratuito, claro) se pueden encontrar restaurantes, bares y demás locales pegados al canal.

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Cenar a orillas del río es siempre una buena opción en San Antonio – Foto: Pixabay libre uso.

Si tenés poco tiempo, podes recorrer los puntos turísticos más importantes de San Antonio abordo de los típicos buses de dos pisos.

Si lo que se busca es conocer más sobre la historia de la zona y de los Estados Unidos, La Misión “El Álamo” es el sitio indicado. Hoy convertido en museo, aún se conserva la fachada de lo que fue el cuartel principal desde donde se libró la batalla por la independencia de Texas de los mexicanos.

Hay un tour con guía para explorar esta zona, el Parque Histórico Nacional de Misiones, considerados Patrimonio de la Humanidad. Estos monumentos son el mejor reflejo de la influencia española en Texas.

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Misión “El Álamo” – Foto: Pixabay libre uso.

Por último, como opción de alojamiento Tomás eligió La Quinta Inn San Antonio Market Square, hotel del grupo Wyndham.

Habitaciones correctas, a 1.5 km del centro con una linda caminata en el medio y con un desayuno abundante y variado. Si la idea es pasar la mayor cantidad de horas recorriendo la ciudad, es una gran opción.

¿Viajaste alguna vez para un evento deportivo? contanos en los comentarios

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Tomás y su viaje al homenaje a Manu Ginóbili
Lucas Guerrero

Lucas Guerrero

Disfruto tanto un viaje a Nueva York como una escapada en un micro de dudosa habilitación para ir a ver Boca. Soy economista y además, uno de los directores de MuyBoca, donde despunto el vicio de escribir y seguir al club de mis amores. Un viaje con deporte es, para mí, dos viajes.

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