Octubre se me pasó volando.
¿Ya está casi comenzando noviembre?
Pero, entonces… ¡me olvidé de los tres años!.
El blog cumple tres años
Los años anteriores estaba tan preparada que casi que le preparaba una torta para festejar y escribí este y este post de saludo. Este año fue diferente. Octubre fue un mes de viajar (¿qué raro, no?) pero un viaje diferente. Después de vivir 4 meses hermosos en Bariloche, se nos sumó un nuevo acompañante y ahora estamos motorizados.
¿Y si volvemos a Buenos Aires pero bajando por Chile?
Así fue como de la nada, agarré un mapa y comencé a trazar el posible recorrido. Dos semanas recorriendo un nuevo país. Descubriendo lugares y sobre todo, una nueva forma de viajar: en pareja. Porque con Gastón ya vivimos juntos desde Florianópolis y recorrimos bastante Santa Catarina (Brasil), pero de viajar-viajar propiamente dicho no habíamos tenido mucha experiencia.
Y el cumple del blog fue en Santiago de Chile, pero yo, ni enterada. Estaba en otra galaxia, medio que el viaje fue “bien para nosotros”: no subí muchas fotos a las redes sociales del día a día y aún no comencé a subir los posts – ya vendrán – aguanten la emoción (¿?).
Sé “él” que me lo perdona porque estaba haciendo lo que amo y es con ello que él cobra vida, con las fotos y los textos de los viajes que voy compartiendo.
Un “bebé” que ya habla y camina
Y sí, es como si el blog tuviera vida: es un “él” que amo, que muchas veces odio y no quiero ni ver. Que por momentos quiero lejos y por momentos no me puedo ni despegar.

Es un “él” que fue mutando, que comenzó siendo sólo para mi familia y amigos y un día me di cuenta que éramos “más de 3 gatos locos”. Que me llegaban mensajes de todas partes, con frases tan hermosas que me ponían la piel de gallina. Y hasta cayeron lágrimas de emoción.

Es un “él” que, según dicen, motiva e inspira. Que dan ganas de agarrar todo y salir.
Es un “él” que fue creciendo. Que cambió su imagen hace algunos meses. Que llevó trabajo, sudor y lágrimas, pero que hoy luce mejor. Más yo. Más nosotros.

Juntos a la par
En estos tres años pasaron muchas cosas, y “él” estuvo en todas.
Nació aun cuando tenía un trabajo de oficina en un hotel 5 estrellas. Vestía traje y tenía la cabeza quemada: quería viajar. Nació con mis ganas de romper con la rutina y compartir mi primer gran viaje por Europa.

Hizo tanta revolución su llegada y mis “infrenables” ganas de viajar que AL MES decidí cambiar la oficina por una mochila e irme a Brasil. Al principio era un paso veloz por Florianópolis para seguir subiendo por Brasil e ir viviendo el Mundial 2014 de la mejor manera: ahí.

La vida nos fue trayendo sorpresas: de la magia del viajar, de los caminos impensados y de la muerte. Fría. Inesperada. “Él” hizo el duelo conmigo: me acompañó en mi dolor y me ayudó a seguir. Hoy soy consciente de muchas cosas. Debe ser por eso que lo amo tanto. “Él”, junto al viaje que decidí continuar, hicieron que el duelo sea más profundo, más intenso y más vivido, tal vez, pero de la mano de lo que soy: una Flor que florece viajando.
Luego llegó el amor, en diferentes etapas – uffff… “el amor en los viajes”, definitivamente se merece un post aparte.
Mis viajes con amigas se convirtieron primero en viajes en solitario. De esto ya hemos hablado largo y tendido. Después de todo lo que pasó y viví, viajar sola también fue sanación. Fue criticado y señalado, también… pero ahí estaba yo: Floreciendo. Viviendo.

Y volví a Florianópolis, y me enamoré. Posta. De ese amor que trasciende fronteras… Pero que nos pone en aprietos: Mi viaje a Europa en solitario ya estaba planeado y él había elegido Brasil como su casa. Sabía que necesitaba hacer ese viaje largo. Y él lo entendió. Nos dijimos “hasta luego – pero no me olvides”. A la distancia, Gastón viajó conmigo.
El blog, siempre testigo, fue creciendo más y más. Y con él, la calidad de las fotos, de los relatos… y los compañeros de viajes con sus mensajes alentadores. Viajé sola pero pocas veces me sentí tan acompañada. Comencé a tomarme todo más en serio: la vida, el blog y la pareja.

Llegó el momento de volver: el reencuentro. Y todo fue tan raro. Luego de 6 meses de viajar sola volver a Buenos Aires, otra vez, “sólo por un rato”, donde hay gente que ya no está, donde todo está tan distinto / tan como siempre. Ya no somos los mismos y todo es tan raro (¿lo había dicho ya?).
Se suponía que este sería un post entero sobre el blog pero me largué a hablar del amor y de los viajes, de mi. Pero también de cómo fuimos crecimos juntos, de cómo aprendí a creer en mí. Porque Viaje y Descubra para mí es todo eso y mucho más.
¡GRACIAS!
A todos los que pasan por acá, comentan, me escriben y comparten. Viajan conmigo y me ayudan a seguir creyendo que voy por buen camino… que las horas y horas que paso frente a la compu escribiendo o editando fotos, compartiendo mi experiencia viajando no es en vano, que sirve de algo. Gracias, de verdad. Sin ustedes no habría blog. ¡Brindo por nosotros!